En Mu trabajamos las carnes seleccionándolas por raza. Es el caso de la Black Angus, de Valdivia, con su característico sabor a panceta, y la Black Angus de Ohio, USA, alimentada con granos de maíz (de ahí su sabor dulce y atocinado). También la raza Hereford, de Temuco y Valdivia: “De poca grasa infiltrada y muy buena grasa exterior, o pella. El Wagyu de Australia, “conocido como el mejor Wagyu fuera de Japón, nos deleita con notas de avellanas, nueces y frutos secos. No lo preparamos más allá del punto medio. La última sensación en Mu es Vaca Vieja, con vacas con ocho o más años de trabajo en el campo, de carnicería de barrio, con la maduración dry aged de 35 días”. A esto hay que sumar otras carnes: ciervo, guanaco, jabalí, pato, avestruz, conejo y más. El modo de preparación que tienen para las carnes es 100% parrilla a carbón de espino.
Nos gusta dejarle la grasita a la carne, pues sin grasa, no hay gracia’. Nuestros sabores se caracterizan por la magia del ajo, la cebolla y aceites aromatizados con mostos. Por ningún motivo le faltaremos el respeto a la sagrada carne. Bien cocida o como suela, la servimos en placas de acero calientes, para mantener la temperatura y darle el toque final.
El cliente cena en Mu y al salir dice: ‘realmente me siento un feligrés en este ‘Templo de la carne’, y la verdad es que acá todos adoramos la carne”.
Nuestra cava de vinos cuenta con más de 300 etiquetas, atendidas por un sommelier profesional, y una completa barra de más de 80 etiquetas de Single Malt escoceses, “perfecto después de un buen bife, al estilo como lo disfrutan los ingleses”.
La casa donde se ubica el restaurante a pasos del Parque Brasil es de los años 50-60. La construyeron para los gerentes ingleses de cementos Playmouth, siguiendo el estilo georgiano de la época: gruesas paredes de cemento puro pintadas de rojo, mucha madera de raulí en los pisos, y pino oregón en vigas y tabiques. “La idea era mantener la bella arquitectura, que calza perfecto con el ambiente sureño del restaurante, con elementos decorativos patagónicos. con capacidad para recibir a 90 personas, en sus dos pisos y terrazas – perteneció a la familia de Iris Fontbona, esposa del fallecido Andrónico Luksic, dicen que aquí se dieron su primer beso de amor, por eso la casa tiene buenas vibras.
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